viernes, 16 de junio de 2017

temas 9 y 10

Parte I de la ruta final

Recordáis por dónde me quedé en mi anterior diario, ¿verdad ? hoy vengo a contaros algo más que una simple historia de diario, y aunque no lo creáis creo que este es la peor historia que podríais leer jamás. Antes de nada, espero que estas hojas de mi libro sirvan de ayuda para algunas personas que tengan la posibilidad de salir de aquí.

Llegamos a  la frontera mi hermana pequeña y yo después de estar tres días pérdidas sin saber hacia dónde había que ir. Mi hermana me decía que ya íbamos a llegar por fin a casa, y que todo iba a volver a ser como antes. Sinceramente algo en mi interior que algo podía ir a peor, después de todo
¿Qué posibilidad teníamos de volver a vivir? Yo miraba a mi hermana y la sonreía.
¿ sabéis que? Fue horrible. Los policías no paraban de gritarnos, nos amenazaban con darnos con porras o esposarnos por no mantener la calma y no estar en orden pero qué esperan ¿Qué nos pongamos en fila? la desesperación de cruzar esa frontera era superior a la fuerza de todos los agentes que podía haber allí.


Parte II de la ruta final

Pudimos pasar la frontera y subimos a un "tren" lleno de gente, la verdad es que no sé ni cómo andaba ese tren, porque iban desbordados los vagones, tenía muy pocos asientos y los cedíamos a personas mayores o madres con sus niños pequeños, mi hermana se sentó en el suelo al lado mía, pero el agobio de las demás personas al lado de ella la hizo levantarse a los pocos minutos y me dijo que iba al baño a lavarse un poco la cara.
Y esas ultimas palabras fueron el principio de mi desesperación máxima, no sé por qué pero algo me decía que tenía que ir a buscarla. Asique a los cinco minutos de ella irse salí detrás de ella. un poco difícil la verdad, estábamos muy pegados unos a otros y era muy complicado salir de ése cumulo de gente sin tener que ir empujando al resto. Entre al baño y no estaba, no os imagináis la angustia que empezó a rodear mi cuerpo, empecé a gritar su nombre a pleno pulmón, corrí de vagón a vagón buscándola empujando a cualquier persona. Mis ojos no veían a nadie a mi alrededor, solo visualizaba la cara de mi hermana llamándome, juro que se me salían las lagrimas de rabia al no verla entre tanta gente. Vi un asiento lleno de niños y me acerque para ver si estaba ahí, y sí, gracias a Dios, sí.


Parte III de la ruta final


Llegamos al lugar menos deseado para un inmigrante, los policías al salir del tren nos gritaban, a las mujeres las cogían por el brazo y las apartaban de los niños o maridos, nos quitaban las maletas y las tiraban al suelo, nos empujaban, y no paran de decirnos que ni corriéramos ni nada de eso porque eran capaces de dispararnos con sus armas. Mi hermana salió corriendo a por su peluche que le había acompañado en todo el viaje, que los policías se lo habían tirado a un metro de ella. Y es aquí cuando se me paralizo el corazón , mi mente quedo hundida para siempre, cuando aquel policía apunto a la nuca de mi hermana y sin pensárselo apretó el gatillo.
La gente empezó a correr esparciéndose por todos los lados, gritando auxilio, y buscando coches para largarse de ese aeropuerto. Mi cuerpo no pudo moverse durante unos minutos, sentía como toda la gente me apartaba y me empujaba pero no sentía ni el ruido de aquella multitud.
No puedo más, ¿ mi casa?, ¿ mi madre?,¿ mi hermana de seis años?
Mis lagrimas recorrían toda mi cara, mientras me acercaba a su cuerpo desvanecido en el suelo.
El policía que la había disparado soltó la pistola al lado de ella, para agarrar otra mucho más grande.
Me senté al lado de ella, la cerré los ojos, y mi mente hizo un  recorrido de todo lo que había pasado con ella, estaba pálida, y mi cuerpo no se aguantaba por si solo.
La mire un minuto más y la pedí perdón por no poder haberla salvado la vida, por romper mi promesa de que llegaríamos a casa, agarre la pistola y cerré mis ojos por ultima vez.

Parte IV de la ruta final

¿Las autoridades escuchan?

Última hora:
Mueren cuatrocientos treinta inmigrantes españoles, que llegaron a la frontera de Majikán
de dos mil seiscientos. Entre ellos dos niñas de 6 y 15 años, al parecen la causa de la muerte han sido por dos tiros. Los demás inmigrantes, han fallecido por diversas causas, según los forenses la deshidratación , la falta de hambre, y enfermedades graves, han sido la clara causa de sus muertes.
Volviendo al caso de las dos menores españolas, se han encontrado escritos en forma de diario, en el cual la adolescente de 15 años escribía día por día las experiencias que pasaron a lo largo del viaje.

"antes de nada, espero que estas hojas de mi libro sirvan de ayuda para algunas personas que tengan la posibilidad de salir de aquí"
           
                                             

                                                      QUE EN PAZ DESCANSEN.










domingo, 14 de mayo de 2017

Lazarilla a la fuerza


Queridas autoridades os escribo de nuevo para contaros lo que estamos viviendo, y aunque muchos ya lo sabéis, seguís echando la vista a un lado...

Tratado I

Mi hermana y yo llegamos a aquel campo en el que nos creímos seguras. Ella no soltaba mi mano en ningún momento, permanecía a mi lado las 24 h del día. Si os soy sincera, pensé que iba a ser mas fácil de lo que creía, ya estábamos en un lugar "seguro", teníamos posibilidad de comer, y de dormir tranquilas. Ese pensamiento comenzó a marcharse cuando realmente descubrí lo que era un campo de refugiados. La mayoría de la gente no conoce realmente lo que ocurre aquí adentro, pero os aseguro que no es un bonito lugar donde pasar la noche, el día o la tarde.
Mi hermana jugaba frente a la tienda de campaña con dos niños de su edad, de mientras a mi los días se me hacían eternos, en cada anochecer que veía la luna se me oscurecía un poco mas las vistas a un futuro mejor o a una mejora.
Una noche en la que me era imposible coger el sueño salí de la tienda de campaña y me senté en unas piedras grandes que había a dos pasos de esta. Empecé a pensar en todas las cosas que habían sucedido, recordé hasta el primer día de partida hacia un lugar que, después de tanto tiempo, aun ni se. Lo único que sabia era una cosa. No podían devolvernos a nuestro país, no. Después de todo no podíamos acabar mi hermana pequeña y yo de vuelta a aquel lugar. Asique no me lo pensé dos veces. Entre a la tienda de campaña, cogí a mi hermana en brazos mientras dormía, y marche.

Tratado II

Estamos en un lugar llamado Idomeni, y la verdad es horrible. Mi hermana me dijo al oído que por que habíamos venido a este sitio, me pregunto si esto algún día acabaría. La mire fijamente, y sonreí, la dije : tranquila todo estará bien.  ¿ Y sabéis que? NADA estaba bien, ni yo ni mi hermana ni nuestra vida y ni seguramente toda la gente que había allí. ¿De verdad? ¿de verdad habían lugares en los que se alojaban personas con tales condiciones?
Mi hermana y yo acordamos un  plan. Necesitábamos comida si o si. No podía pasar un minuto mas.
Asique nos dimos un paseo por el campo para ver donde había comida y donde podríamos cogerla. E ahí cuando vimos un camión lleno de comida para los refugiados, también había medicamentos y cosas extrañas que no sabría decir para que servían. Asique manos a la obra...
El plan era sencillo pero claro tenía que salirnos bien. Ella y sus dotes de teatro serian clave para nuestra "misión". Se puso las manos en la cara y empezó a hacer sonidos como si estuviera llorando, y mientras los médicos se acercaban y hablaban con ella para tranquilizarla, yo subiría al camión e intentaría coger todo lo que pudiese. Mi señal de haber terminado con la "maniobra" era toser alto, de esta manera mi hermana dejaría de ser una actriz de Hollywood y se secaría sus "lagrimas".
Esto lo hacíamos cada vez que venían los médicos, no siempre con los mismos claros. con ellos o con familias que estaban a nuestro alrededor. Íbamos sobreviviendo de la manera mas triste que hay, robar. Pero o ellos o nosotras. Por suerte no tuvimos que pasar tanto tiempo como en el otro campo. Las fuerzas nos echaron brutamente de allí, y tuvimos que irnos a otro campo.

Tratado III

Mi objetivo era no volver a pisar un campo militarizado nunca mas, o al menos intentarlo. Asique seguí a dos grupos que se dirigían a un campo que llamaban " familiar". No sonaba tan mal, quizás allí eran mas... no se ¿ familiares?
Al llegar, uno de los grupos al que seguía, me ofreció dormir con mi hermana en su tienda de campaña, vieron que no teníamos una y no se lo dudaron. Es extraño ver como gente que no tienen nada dan lo poco que tienen a otras personas que están en la misma situación que ellos, y que después haya gente en el poder que solo se preocupan por ellos mismos o como lucen hoy. 
Volviendo a lo nuestro, fue en el campo que menos tiempo pasamos, apenas una semana. Veréis, la verdad es que me sentía bien con la gente, eran muy amables, y a mi hermana y a mi nos trataban genial, ya que sabían que solo nos teníamos la una a la otra. Pero  las condiciones eran nefastas, apenas nos daban comida. Había un pozo en el centro del campo, en el que la gente discutía por beber siquiera una gota de gota. Creí que lo mejor era buscarnos las castañas como se suele decir en otro lugar, pero allí no podíamos seguir.

Tratado IV

Durante el siguiente tiempo estuvimos en varios campos. La situación se repetía, no durábamos mucho en ellos. Dormíamos, comíamos algo de los sitios que robábamos, y así día tras día. Nunca olvidare estas experiencias, si algún día logramos mi hermana y yo rehacer nuestras vidas se que esto se quedara marcado para siempre. Gracias a todos aquellos que no han sabido manejar bien la situación y nos habían transformado en personas egoístas y malas. Personas que lo único que piensan es en llevarse algo a la tripa, pero ellos, los demás que se las busquen.

Tratado V


El siguiente campo para mi fue de los mejores, dentro de lo que cabe. Hacia frontera con Siria y bueno aunque estaban en guerras era uno de los países que mejores condiciones tenían ( entre comillas)
Mi hermana y yo empezamos a hacer algunos trabajos. Mi hermana recogía frutas y por su pequeña altura le era mas fácil este labor. Yo de mientras trabajaba con los médicos de la ONG, no penséis que hacia curaciones o atendía pacientes, simplemente divertía a los niños refugiados. Les enseñaba juegos que hacían mis padres conmigo, como el "pilla pilla " o " el escondite". De esta manera tanto ellos como yo olvidábamos un poco la situación.
Estuve pensándolo unos, pero la verdad me daba muchísimo miedo. Me preguntaba que pasaría si cruzábamos es maldita frontera que nos separaba de aquel lugar soñado, me preguntaba que seria de nosotras en unos meses o unos años ¿ donde estaríamos? Mi hermana se acerco a donde estaba y se sentó a mi lado:
- ¿Tienes miedo pequeña? Le pregunte mientras la tocaba la mejilla.
- Bueno..., estamos juntas por lo menos.

A la mañana siguiente me levante la primera de todas, fui a donde dormía mi hermana.
- Oye, despierta, oye...  La dije en voz bajita para que nadie se despertara
- Eh, ¿ que pasa ? ¿ que ha pasado ahora? me susurro, entre abriendo los ojos.
- Vamos, levanta, nos marchamos de aquí...







viernes, 28 de abril de 2017

LOCUS AMOENUS


Nos encontrábamos en la cola más larga que nunca he visto. Las cabezas de las personas me impedían ver a que distancia había hasta el control de policía. Las horas se hacían eternas parecía que el tiempo allí no pasaba, no me falto tiempo para pensar en todas las cosas que había perdido y...pensarlo, pensarlo se convertía en un infierno para mí. Me había quedado sola sin nadie y sin nada, la única persona que tenía a mi lado era mi hermanita pequeña. ¿Sabéis qué? Nunca me había sentido tan sola, hecho d menos a mis compañeros de clase, a mi familia, al parque que había detrás de mi casa y los muchos recuerdos graciosos que guarda, hecho de menos cada segundo de mi vida pasada, hecho de menos a mi madre, a sus regañinas, a sus risas, a sus abrazos. Pero ella ya no está, y tengo una promesa con ella, y es que conseguiré salir de aquí como sea, lo prometo. Entre tanta palabra rondando por mi cabeza un guardia empezó a chillarme como si de una sordera se tratara, no le entendía, no era mi idioma. Él al ver que yo no podía entenderle y que intentarlo era absurdo se fue y regreso a los cinco minutos con otro policía. Éste hablaba inglés y bueno conseguimos entendernos gracias a las clases particulares que daba en mi país. Nos revisaron a mi hermana y a mí.

- ¿ Estáis solas ? ¿ Y vuestros padres?. Me preguntó el policía
- Sí, estamos solas. Murieron.

El policía se quedo mirando a mi hermana y me metió en el bolso que llevaba una botella de agua sin que nadie lo viera. Nada más salir de aquel control saqué la botella y le di a mi hermana llevábamos cinco horas y media en la cola sin nada de bebida. Yo no bebí, pensé que era mejor guardarla para cuando ya no aguantáramos la sed. Al dar dos pasos al frente no podía creer a quien veían mis ojos, era él, Rafa. Mi único amigo desde que comenzó esta historia sin final alguno, no dudé en gritar su nombre e ir hacia donde estaba él. No tardó en verme y sus ojos se aguaron de alegría, corrió hacía mi y fue el abrazo mas sincero que había sentido en un amigo. Mientras mi hermana jugaba con los hermanos de Rafa, él, su familia y yo manteníamos una conversación llena de noticias y viajes que habíamos hecho cada uno. Hasta que llego el momento en el que les conté la pérdida de mi madre en aquel maldito mar, se llevaron las manos a la cabeza y me dieron el pésame, decían que yo era fuerte y podía salir de esto, y sí esa era exactamente mi promesa. Como todo en esta especie de viaje acaba mal, y ellos ya tenían un billete para un país de asilo en el cual iban a tener ayuda asegurada y podían salir ya de aquel infierno. Es decir, iba a volver a estar completamente sola. Nos despedimos entre lágrimas y partieron. Al darnos la vuelta mi hermana y yo sentimos el aire congelado que golpeaba nuestros rostros, como si del propio Zeus se hablara que tal fuerza sobre cualquier cielo, destrozara. Se podía de decir que era mi espíritu deseando romperlo todo y salir de aquella amargura. Mi mano agarraba fuertemente la pequeña mano fría de mi hermanita.

Lo único que pudimos hacer era entrar en un campo de refugiados, montar tiendas, y pasar aquella noche congelada allí. Una familia nos ofreció su tienda al ver que estábamos mi hermana y yo solas n medio de tanto alboroto. La única condición que nos pusieron era que nuestra comida nos la buscáramos nosotras, acepte. Acepte porque deseaba dormir bajo un techo y con mi hermana después de tantas horas largas de pie.


"Vivo sin vivir en mi,
como aquel recuerdo
que marchito como un jazmín
y de tal manera espero salir de aquí
que tengo una promesa en el corazón
y es un sin vivir
que muero porque no muero
en tanto desespero que causa este anhelo
anhelo las ganas de sonreír
y anhelo a aquella persona que se llevaron de mí".

viernes, 3 de marzo de 2017

Coplas a la muerte de mi madre.


"Nuestras vidas son los ríos
 que van a dar en la mar,
que son el morir..."
           
 ¿Alguna vez habéis sentido tal impotencia de no saber ni qué hacer? ¿ De pensar que ya no hay nada por qué luchar, ni por qué seguir en esta vida? ¿ alguna vez os habéis planteado desaparecer? Os estaréis preguntando el por qué de mis palabras, pero creedme, hablo enserio. Jamás olvidaré ese día. El peor día de todos.

Empezaré contándoos el momento en el que, en aquella barca desamparada y sin lugar para un mismísimo alfiler, nos miramos mi madre y yo, pensando de alguna manera el paradero de nuestra situación.
          
                                             "Los estados de riqueza,
                                                que nos dejen a deshora
                                             ¿Quién lo duda?
                                             No les pidamos firmeza,
                                             pues son de una señora
                                                que se muda,
                                        que bienes son de Fortuna..."

Recuerdo las nauseas que nos entraban a mi hermana pequeña y a mí al estar completamente mareadas por las olas enormes que golpeaban con fuerza la barca desamparada.
Nunca había sentido tantísimo miedo, estábamos totalmente a oscuras, el único calor que teníamos era el de nuestro cuerpo, si es que manteníamos el calor. Creo que ni a mi más enemigo le pondría en la situación en la que tuvimos que estas nosotras, a la espera de que por un gran golpe de suerte saliéramos de allí en pocos minutos, pero yo deje de creer en eso llamado "suerte" hace mucho tiempo. 

"contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerta
tan callando..."

Las olas comenzaron a golpear con más rabia, la barca tambaleaba de un lado a otro sin cesar, y más de una ocasión tuve que agarrar a mi hermana del brazo porque si no aquellas olas las llevaban consigo mismas.
En aquel momento de desesperación en la que varios componentes de la barca cayeron a ese mar profundo, oscuro y extenso; escuché los gritos de una voz que me sonaba bastante conocida, lo que me llevó a girarme en cuestión de milésimas de segundo y, algo que congeló mi sangre y me dejó paralizada, fue ver que aquella voz venía de mi madre que se iba sumergiendo en aquel mar profundo, oscuro y extenso. Os aseguro que no hay peor dolor en la vida que vivir sin aquella persona que te había dado la misma.

Mi hermana comenzó a llorar como nunca la había visto mientras gritaba
"¡¡ Mamá!!" Mi cuerpo seguía paralizado y sólo recuerdo que sentí un vacío enorme dentro de mí, sentí como que ahora definitivamente había acabo mi vida, o al menos eso deseaba yo. Después de llorar lágrimas y lágrimas estuve en shook sentada en lo que quedaba de barca con la gente que había sobrevivido al oleaje. Lo único que me mantenía con vida era pensar que ahora era yo la que tenía que sacar adelante a la vida de mi pequeña hermana por si sola, si no llega a estar ella, os aseguro que ahora mismo estaría con mi madre donde Dios quisiese.

" Sus grandes hechos y claros no cumple que los alabe pero siempre recordare a aquella mujer dispuesta a todo, recordaré todos los momentos, aquellos como las veces que calmó mi llanto en madrugadas, aquellos como todas las veces en las que confiaba en mí como en nadie, aquellos en los que siempre sentí que estaba ahí, y que lo está."

"No dejó grandes tesoros, ni alcanzó muchas riquezas pero para mi siempre será una mujer perfecta, el pilar de mi vida, que sostenía mi felicidad, y llevándose con ella su vida. jamás entendí el valor tan alto que tenía en mi vida hasta que la perdí de golpe. Cierta parte de mi mente piensa que fue culpa mía, si yo llego a girarme antes quizás la podía haber ayudado en subir a la barca, pero el destino está escrito, y así quiso mi suerte, aquella en la que dejé de creer hace mucho tiempo."


                                                                        "y aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria."


Empecé a tener la sensación de que todo a mi alrededor daba vueltas y vueltas, comencé a marearme y a tener una angustia en el cuerpo cómo si fuera desplomarme en un segundo. Si os digo la verdad no recuerdo nada más desde ese momento. En mi cabeza solo recuerdo la imagen de tres hombres llamándome y poco a poco ir despertándome, en cuanto empecé a retomar el conocimiento me subieron a una camilla junto a mi hermana pequeña y nos llevaron a una furgoneta cargada de algunos más que habían llegado a la orilla de aquel mar profundo, oscuro y extenso.

Pregunté a dónde era que nos llevaban, pregunté y pregunté, pero solo me miraban y no respondían. Supongo que no entendieron mi idioma por lo que di por seguro que estábamos en un país diferente, y un poco más a salvo.

"cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado
da dolor;
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor."

viernes, 27 de enero de 2017

CONSEJOS DE PATRONIO.



Como ya os conté en mi anterior capítulo, mi hermana pequeña y yo nos encontrábamos desoladas en la fila de la izquierda pensando en cómo iba a acabar esta historia que, sin estar pensada, acabo convirtiéndose en nuestra mayor preocupación. En ese mismo instante en el que mi cabeza no paraba de darle vueltas a la situación, un hombre alto, y delgado, con ojos claros. Me dijo que podía ayudarnos a mi y a mi familia. El trato era que él nos podía llevar hasta Italia y permanecer juntas mi madre y nosotras, a cambio de darle el doble de dinero que llevábamos. Nos dijo que teníamos lo que quedaba de día para decirle nuestra decisión final. Nos dejó su número de teléfono apuntado en un papel blanco. Mi madre y yo nos quedamos unos instantes abrazadas sabiendo que quizás no nos separarían nunca, pero a la misma vez preocupadas por seguir en una cuidad sin destino. Se me ocurrió que podíamos acudir a alguien que se había convertido en un gran apoyo para mi en mi estancia en Valencia. En pocas horas llegó aquella persona, era el hijo de una familia que había estado con nosotros en aquella casa mugrienta en la que estuvimos hospedadas. Le explique la situación en la que nos estábamos encontrando, y mi amigo sin más pensarlo, me sentó a su lado y me contó esta historia: Cuento VI Conde Lucanor.  Al escuchar esta historia, fui rápidamente a donde estaba mi madre y mi hermana diciéndoles que la mejor opción era la que aquel hombre de ojos claros nos había ofrecido, sí, es cierto era mucho dinero lo que nos pedía pero, íbamos a  estar juntas y confiábamos en salir de allí. Asique sin pensarlo más nos comunicamos con el hombre de ojos azules y le dijimos nuestra decisión.  Estábamos citados a las siete de la mañana del siguiente día para empezar el viaje hasta Italia, por carretera. En el coche íbamos seis personas: el conductor el copiloto, y en los asientos de atrás estábamos mi madre, mi hermana, una madre desolada y entristecida por la pérdida de sus dos hijos pequeños, y yo. Creo  que el peor momento del viaje fue cuando nos quitaron la documentación a todos los que estábamos en el coche, por motivos que ninguno entendíamos. A mi madre se le notaban los nervios nada más mirarla, las dos teníamos miedo de lo que podía llegar a pasar ahora ya que estábamos totalmente ilegales. Al llegar a Italia penamos que algo iba mejorando, al menos ya habíamos llegado a donde queríamos y teníamos pensado llegar. Eso estaba en nuestra cabeza hasta que un grupo de policías nos cogieron a mi hermana a mi madre y a mi, y nos llevaron a un Centro de Detención de Inmigrantes Ilegales.

viernes, 30 de diciembre de 2016

EL MILAGRO DEL STANBROOK

                                                      


 STANBROOK

Milagro de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo:        
        
                               La Madre Gloriosa, tan ducha en acorrer
                                  la que suele a sus siervos en las cuitas valer
                                     a este condenado quísolo proteger
                                        recordose el servicio que le solía hacer
                     
                              Una huida  nos esperaba hacía un sitio sin conocer
                                  separados por una orden pero fe hay que tener
                                   en que en algún momento esperado nos volveríamos a ver
                                     con la nostalgia en el corazón y sin lágrimas caer.
                        
                     
                   

Recuerdo que estábamos mi madre y yo esperando al hombre que nos iba a conseguir los billetes para subir al enorme barco. Estuvimos quince minutos esperando hasta que finalmente, un hombre alto y robusto se acercó a  nosotras preguntando por el nombre de mi madre.
Nos dijo que su oferta era la siguiente: El nos conseguía los billetes a cambio de tres cuartos de nuestro dinero ahorrado. La cara de mi madre fue un cuadro, no sabía qué hacer, y por qué iba a tener que fiarse de un hombre con el que apenas había tenido palabra y media. ¿Tener que darle gran parte de todo mi dinero ahorrado para poder salir de aquí, si era que finalmente podíamos conseguirlo? era la única pregunta que le andaba por la cabeza a mi madre. Después de más de diez minutos con la mirada fija decidió apostarlo todo e intentar que todo saliera bien, además ¿Qué iba a salir mal con la ayuda de nuestro señor?
El hombre robusto y alto cuyo nombre era Alfonso nos montó en un camión y dijo que este nos llevaría a la casa donde íbamos a pasar el día hasta que él volviera con los billetes. En el interior del camión había muchas más familias con hijos pequeños, escondiéndose también de aquella situación desesperante. Rápidamente hicimos trato con una de las familias más pobres que vimos, y les ofrecimos pan y agua ya que veíamos y escuchábamos los gritos de llanto de sus hijos hambrientos.

Al llegar a la casa, nos abrió la puerta el que decían ser el jefe de la casa y al que había que tenerle máximo respeto. Aquella vivienda estaba desorganizada y sucia. Parecía una pocilga, contaba con una habitación, en la cual teníamos que dormir todos; dos baños, los cuales uno estaba averiado; una pequeña y estrecha cocina llena de restos de comida que apestaban con el paso de los días. Estas eran las condiciones y como siempre recordaba mi madre: " de todo se sale".
La horas comenzaron a volar y no daba ninguna señal de vida, mi madre empezó a pensar que Dios, nuestro señor, nos había abandonado, que jamás íbamos a poder recuperar nuestra vida anterior y poco a poco dejo de creer hasta en ella misma.

Yo y el hijo de una familia decidimos salir de aquella casa a por algo de agua, y un poco de pan del día, mi madre temblaba cuando salí de casa por el miedo a que pueda pasarme algo. Pero yo no tenía ningún miedo, en mi mente tenía que Fernando el Temerario (el protagonista de un libro lleno de aventuras y hazañas ) me ayudaría a salir ileso de aquella escapada rápida. Al llegar a casa, mi madre se abalanzó sobre mi , alegre de mi llegada. Cuando ya dábamos todo por perdido, sonó el telefonillo preguntando por nosotros una voz masculina. Nosotros bajamos rápidamente y sí, era Alfonso con nuestros billetes de huida. Alegres de vernos ya en la enorme y larga fila, de este gigantesco barco, y con grandísimas ganas de salir ya de aquel país que tantas tormentas nos ha dado. Pero claro, nunca nada puede salir bien ¿ verdad? para colmar la paciencia de mi madre nos dicen dos guardias que tenemos que separarnos en niños y adultos. Mi madre sofocada por aquella obligación empezó a dar gritos diciendo que cómo iban a separarnos, decía que sus hijas eran menores que la pequeña apenas tenía cinco años, cómo íbamos a estar sin nuestra madre. ¿ A cargo de quién?
A pesar de lágrimas de tristeza y desesperación, mi madre decidió continuar el viaje a pesar de todo, e intentar seguir  adelante, con el pensamiento de que nos encontraremos en tierra firme.




domingo, 4 de diciembre de 2016

CANTAR DEL DESTIERRO


" El refugiado sale de Madrid, a Valencia va encaminado,
allí deja su hogar,yermo y desheredado,
con lágrimas en los ojos muy fuertemente llorando
la cabeza volvía y quedábase mirando.
Su gran hogar, desalojado,
la tristeza en el alma no había acabado,
pues su casa, atrás había quedado.
La pena que lleva en su corazón,
apenas había comenzado,
pues sus recuerdos en el pasado se hallaron.
De menos echará a su antigua vida,
pues su infancia había terminado,
por aquellos hombres, que su país bombardearon.
A sus padres animó,
mientras ellos, lágrimas derramaron.
Por un destino incierto, que ninguno había  planeado."

2ª parte: el viaje

Cogí las primeras cosas que vi en mi pequeño cuarto e hice mi maleta. Mi madre me avisó de que a las dos de la mañana emprendíamos el viaje, ya que lo mejor era salir en cuanto antes.
Llegó el momento y todos subimos al coche cada uno con sus maletas. Pasaron dos minutos y estuvimos todos en silencio, mirándonos. Lo que más pudo conmoverme fue la mirada de mi hermana pequeña abrazada a su conejo de peluche. Recuerdo  que mientras recogía mis cosas, los ojos se me humedecían. Comenzaron a pasarme momentos por la cabeza en los cuales me visualizaba con mis amigos, feliz, y sonrojada al salir de clases o en el recreo; recordaba también los momentos de risas hasta no poder más que tuve con mi madre, con mi hermana pequeña, no sé, con mi gente. Y admito que es ahí cuándo derramé una lágrima  al pensar que todo eso que andaba en mi memoria no volvería ha pasar nunca más.

En mi maleta metí una muda de ropa, un juego de ropa interior, mi móvil y su cargador, un pequeño marco con mis amigos, mi diario y tres libros. Uno de ellos era " Fernando el temerario" que estábamos leyendo en clase y en este largo viaje, pensé que algo podría entretenerme. El segundo era el de "Las cenizas de Ángela "
ya que es mi libro favorito y no quería desprenderme de él.
Y por último, el segundo libro que nos teníamos que leer para el instituto.

Podía notar el nerviosismo que tenía mi madre en el cuerpo, le temblaban las manos en el volante del coche.
Aumentaron más los nervios cuando a unos metros de nosotros, en la carretera, había un control de vehículos dirigido por la guardia civil. Los cuales podían detenerte y arrestarte cuando les viniera en gana. Mi madre decidió bajarnos del coche e intentar acabar el viaje a pie.
Anduvimos cien metros y, aunque se dice pronto, estuvimos  seis horas más de las planeadas por lo que nuestra llegada se había retrasado un poco más. Cuando finalmente llegamos al puerto de Valencia, vimos rápidamente a la amiga de mi madre que nos iba a ayudar  con la huida. Con la huida de nuestro país bombardeado.