domingo, 14 de mayo de 2017

Lazarilla a la fuerza


Queridas autoridades os escribo de nuevo para contaros lo que estamos viviendo, y aunque muchos ya lo sabéis, seguís echando la vista a un lado...

Tratado I

Mi hermana y yo llegamos a aquel campo en el que nos creímos seguras. Ella no soltaba mi mano en ningún momento, permanecía a mi lado las 24 h del día. Si os soy sincera, pensé que iba a ser mas fácil de lo que creía, ya estábamos en un lugar "seguro", teníamos posibilidad de comer, y de dormir tranquilas. Ese pensamiento comenzó a marcharse cuando realmente descubrí lo que era un campo de refugiados. La mayoría de la gente no conoce realmente lo que ocurre aquí adentro, pero os aseguro que no es un bonito lugar donde pasar la noche, el día o la tarde.
Mi hermana jugaba frente a la tienda de campaña con dos niños de su edad, de mientras a mi los días se me hacían eternos, en cada anochecer que veía la luna se me oscurecía un poco mas las vistas a un futuro mejor o a una mejora.
Una noche en la que me era imposible coger el sueño salí de la tienda de campaña y me senté en unas piedras grandes que había a dos pasos de esta. Empecé a pensar en todas las cosas que habían sucedido, recordé hasta el primer día de partida hacia un lugar que, después de tanto tiempo, aun ni se. Lo único que sabia era una cosa. No podían devolvernos a nuestro país, no. Después de todo no podíamos acabar mi hermana pequeña y yo de vuelta a aquel lugar. Asique no me lo pensé dos veces. Entre a la tienda de campaña, cogí a mi hermana en brazos mientras dormía, y marche.

Tratado II

Estamos en un lugar llamado Idomeni, y la verdad es horrible. Mi hermana me dijo al oído que por que habíamos venido a este sitio, me pregunto si esto algún día acabaría. La mire fijamente, y sonreí, la dije : tranquila todo estará bien.  ¿ Y sabéis que? NADA estaba bien, ni yo ni mi hermana ni nuestra vida y ni seguramente toda la gente que había allí. ¿De verdad? ¿de verdad habían lugares en los que se alojaban personas con tales condiciones?
Mi hermana y yo acordamos un  plan. Necesitábamos comida si o si. No podía pasar un minuto mas.
Asique nos dimos un paseo por el campo para ver donde había comida y donde podríamos cogerla. E ahí cuando vimos un camión lleno de comida para los refugiados, también había medicamentos y cosas extrañas que no sabría decir para que servían. Asique manos a la obra...
El plan era sencillo pero claro tenía que salirnos bien. Ella y sus dotes de teatro serian clave para nuestra "misión". Se puso las manos en la cara y empezó a hacer sonidos como si estuviera llorando, y mientras los médicos se acercaban y hablaban con ella para tranquilizarla, yo subiría al camión e intentaría coger todo lo que pudiese. Mi señal de haber terminado con la "maniobra" era toser alto, de esta manera mi hermana dejaría de ser una actriz de Hollywood y se secaría sus "lagrimas".
Esto lo hacíamos cada vez que venían los médicos, no siempre con los mismos claros. con ellos o con familias que estaban a nuestro alrededor. Íbamos sobreviviendo de la manera mas triste que hay, robar. Pero o ellos o nosotras. Por suerte no tuvimos que pasar tanto tiempo como en el otro campo. Las fuerzas nos echaron brutamente de allí, y tuvimos que irnos a otro campo.

Tratado III

Mi objetivo era no volver a pisar un campo militarizado nunca mas, o al menos intentarlo. Asique seguí a dos grupos que se dirigían a un campo que llamaban " familiar". No sonaba tan mal, quizás allí eran mas... no se ¿ familiares?
Al llegar, uno de los grupos al que seguía, me ofreció dormir con mi hermana en su tienda de campaña, vieron que no teníamos una y no se lo dudaron. Es extraño ver como gente que no tienen nada dan lo poco que tienen a otras personas que están en la misma situación que ellos, y que después haya gente en el poder que solo se preocupan por ellos mismos o como lucen hoy. 
Volviendo a lo nuestro, fue en el campo que menos tiempo pasamos, apenas una semana. Veréis, la verdad es que me sentía bien con la gente, eran muy amables, y a mi hermana y a mi nos trataban genial, ya que sabían que solo nos teníamos la una a la otra. Pero  las condiciones eran nefastas, apenas nos daban comida. Había un pozo en el centro del campo, en el que la gente discutía por beber siquiera una gota de gota. Creí que lo mejor era buscarnos las castañas como se suele decir en otro lugar, pero allí no podíamos seguir.

Tratado IV

Durante el siguiente tiempo estuvimos en varios campos. La situación se repetía, no durábamos mucho en ellos. Dormíamos, comíamos algo de los sitios que robábamos, y así día tras día. Nunca olvidare estas experiencias, si algún día logramos mi hermana y yo rehacer nuestras vidas se que esto se quedara marcado para siempre. Gracias a todos aquellos que no han sabido manejar bien la situación y nos habían transformado en personas egoístas y malas. Personas que lo único que piensan es en llevarse algo a la tripa, pero ellos, los demás que se las busquen.

Tratado V


El siguiente campo para mi fue de los mejores, dentro de lo que cabe. Hacia frontera con Siria y bueno aunque estaban en guerras era uno de los países que mejores condiciones tenían ( entre comillas)
Mi hermana y yo empezamos a hacer algunos trabajos. Mi hermana recogía frutas y por su pequeña altura le era mas fácil este labor. Yo de mientras trabajaba con los médicos de la ONG, no penséis que hacia curaciones o atendía pacientes, simplemente divertía a los niños refugiados. Les enseñaba juegos que hacían mis padres conmigo, como el "pilla pilla " o " el escondite". De esta manera tanto ellos como yo olvidábamos un poco la situación.
Estuve pensándolo unos, pero la verdad me daba muchísimo miedo. Me preguntaba que pasaría si cruzábamos es maldita frontera que nos separaba de aquel lugar soñado, me preguntaba que seria de nosotras en unos meses o unos años ¿ donde estaríamos? Mi hermana se acerco a donde estaba y se sentó a mi lado:
- ¿Tienes miedo pequeña? Le pregunte mientras la tocaba la mejilla.
- Bueno..., estamos juntas por lo menos.

A la mañana siguiente me levante la primera de todas, fui a donde dormía mi hermana.
- Oye, despierta, oye...  La dije en voz bajita para que nadie se despertara
- Eh, ¿ que pasa ? ¿ que ha pasado ahora? me susurro, entre abriendo los ojos.
- Vamos, levanta, nos marchamos de aquí...







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